A día de hoy, la temperatura se describe como una magnitud relacionada con la energía interna de un sistema termodinámico, definida por el principio cero de la termodinámica, y relacionada de forma directa con la parte de la energía interna conocida como cinética.
La energía cinética es la energía asociada a los movimientos de las partículas del sistema, ya sea en un sentido traslacional, rotacional o en forma de vibraciones. Cuanto mayor sea la energía cinética de un sistema, mayor será su temperatura. En el caso de un elemento sólido, los movimientos en cuestión son las vibraciones de las partículas que lo conforman. En el caso de un gas ideal monoatómico, se trata de los movimientos traslacionales de sus partículas (en gases multiatómicos, también deben tenerse en cuenta los movimientos rotacional y vibracional).
Asimismo, existen otros modos de medir la temperatura, como, por ejemplo, los papeles sensibles a la temperatura que cambian de color según la temperatura medida.
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