Los electrodos de oxígeno disuelto hasta hace pocos años eran del tipo amperométrico o galvánico. Estos requieren un mantenimiento periódico, como el cambio de membrana y electrolito, limpieza del ánodo y cátodo, necesitando por ello calibrarlos frecuentemente. Son sensibles al flujo y a algunas disoluciones, como la presencia de H2S, CO2.
En cambio, la nueva tecnología del electrodo óptico, en comparación con los anteriores, ofrece al usuario considerables ventajas:
1. Menor mantenimiento, ya que no necesitan electrolito, cambio de membranas, ni limpieza de ánodo y cátodo. Basta cambiar la capsula sensor cada uno o dos años, a un coste bajo.
2. Insensibles a la contaminación ya que no se consume oxígeno.
3. Son insensibles al flujo, por lo que no necesitan agitación, ya que este sistema no implica consumo de oxígeno.
4. Mejor precisión.
5. Calibraciones muy dilatadas en el tiempo.
6. Tiempo de medida muy rápidos, ya que solo requiere que las moléculas de oxígeno estén en contacto con el luminóforo; por lo tanto, los tiempos de respuesta del método se expresan en segundos.
7. Excelente sensibilidad a concentraciones de oxígeno bajas.
Si bien los electrodos de oxígeno disuelto del tipo amperométrico o galvánico son más baratos, tienen el inconveniente de un mayor mantenimiento (cambio regular de membranas, electrolito y de limpieza del ánodo-cátodo), necesitan de calibraciones periódicas y otro inconveniente es que para una lectura fiable necesita medir en flujo y que algunas sustancias envenenan el sistema.
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