Los primeros métodos para medir la turbidez como indicador de la calidad del agua eran visuales. Hemos de considerar que estos métodos son aproximativos. Uno de los primeros fueron los turbidímetros de Jackson Candle, un sistema desarrollado a principios del siglo XX, que consiste en un tubo de vidrio calibrado, una vela estándar y un soporte que alinea la vela y el tubo de vidrio.
La turbidez se mide determinando el punto en el que la llama de la vela desaparece cuando se ve desde la parte superior del tubo de vidrio. Cuanto mayor sea la longitud de la muestra a la que desaparece la llama, mayor será la turbidez. Para su calibración se utilizaban suspensiones de arcilla en agua expresadas en JTU (unidades de turbidez Jackson) o mg/l de SiO2. Se trata de un sistema que se encuentra ya en desuso.
El otro método visual es el método disco Secchi, cuyo principio implica el oscurecimiento de un patrón estándar en un disco. Generalmente se usa para la medición de la turbidez de las aguas superficiales, como lagos y ríos. El disco se baja a la muestra hasta que ya no se puede visualizar el patrón marcado en el disco y tras medir la longitud de la cadena hasta alcanzar la profundidad donde desaparece la marca del disco, nos indica la profundidad de Secchi. Para una mayor precisión, se eleva nuevamente la cadena para ver de nuevo el patrón, se vuelve a medir la longitud de la cadena y se toma el valor promedio.
En el manual de calidad del agua de la OMS e ISO 7027, se hace referencia al método del Tubo de turbidez, que consiste en apoyar un tubo de tamaño pequeño en el fondo, donde existe una marca definida (cruz o círculo generalmente). Se vierte agua en el tubo y mirando directamente hacia abajo del tubo desde arriba, se continúa vertiendo la muestra hasta que la marca definida ya no sea visible. Para conocer el valor de turbidez, hay que visualizar el dato situado en el lado del tubo.