Los termohigrómetros son instrumentos que miden la temperatura y humedad relativa o “RH”. Miden la cantidad de agua en el aire en forma de vapor, comparándolo con la cantidad máxima de agua que puede ser mantenida a una temperatura concreta.
La humedad relativa es la relación entre la humedad absoluta y el vapor de saturación, expresada en %. La humedad relativa (HR) de una mezcla de aire y agua se define como la relación de la presión parcial de vapor de agua (PH2O) en la mezcla a la presión de vapor de equilibrio del agua (P*H2O) sobre una superficie plana de agua pura a una temperatura concreta.
Para calcular el HR, se emplea la siguiente fórmula matemática: HR= (PH2O) / (P*H2O).
Por tanto, por ejemplo, si la humedad es del 50% a 23°C, esto indica que el aire contiene el 50% del nivel máximo de vapor de agua que podría mantener a esa temperatura. En cambio, si midiera 100% de humedad relativa, indicaría que el aire está en su máxima saturación.
La humedad relativa depende fuertemente de la temperatura. También la presión cambia la humedad relativa: si ésta se duplica (a temperatura constante), la humedad relativa aumentará en un factor de dos.
La humedad relativa influye tanto en las personas como en objetos, materiales o productos, por lo que es de suma importancia tener un control sobre ella y en muchos casos los termohigrómetros son de uso obligado para cumplir la normativa (GMP, Good Manufacturing Process) marcada por las autoridades reguladoras sobre el buen estado de conservación de productos en múltiples campos como el sector alimentario y farmacéutico, entre otros.
Punto de rocío
Cuando el aire húmedo entra en contacto con una superficie o aire más frío, el vapor de agua condensa y produce gotas de agua, un fenómeno que se conoce como 'punto de rocío'.
Aplicaciones de los termohigrómetros
Los termohigrómetros tienen múltiples aplicaciones en sectores muy diversos como pueden ser:
- Museos: controlan la humedad relativa de las diferentes salas con el objetivo de evitar el deterioro de las obras de arte.
- Bibliotecas: en estos edificios es indispensable controlar la humedad relativa para asegurarse tanto de la conservación de los libros y otros materiales como del adecuado manteniendo de la calidad del aire para los usuarios.
- Hospitales y edificios públicos: para garantizar una excelente ratio entre temperatura y humedad y mantener la calidad del aire interior, ya que la humedad relativa afecta también a las personas.
- Invernaderos: a fin de disponer las condiciones óptimas para el crecimiento de las plantas.
- Centro de datos: los equipos informáticos necesitan unas condiciones específicas de temperatura y humedad, por lo que es imprescindible su control.
- Almacenes: puertos y aeropuertos, fábricas, laboratorios, grandes superficies, etc.
- Laboratorios